Hay que reconocer que es la bomba. No tiene apenas experiencia, su programa político dan ganas de echarse a temblar, empezó sin apoyos, y ha puesto al Partido Demócrata en una encrucijada.
¡Es Barack Obama! La estrella rutilante del firmamento político. Te mira, te habla al corazón, apela a tus instintos, te convence con esa oratoria y ese don para apasionar.
¡Es Obama, es la bomba! Hillary Clinton le teme, le está robando “su” candidatura, a ella, la ungida por los medios y el establishment del partido.
¡Es Obama! ¿Quién lo iguala? Su carrera meteórica amenaza con dividir el Partido Demócrata. No se ría. Ya sé que pensará que está más que dividido en dos.
La pregunta es simple: ¿Por qué ahora el fenómeno Obama? ¿Por qué es el que llena los estadios y pabellones hasta los topes? 18.000 almas le escucharon encandiladas el viernes en el KeyArena de Seattle (en el majestuso estado de Washington), presentado por Christine Gregoire (¿quién?) La Gobernadora.
¿Cómo consigue animar a la gente para ir a sus mítines? Simple, habla de algo tan americano de toda la vida como es hope and unity (esperanza y unidad). Escuchemos, o mejor, leamos, sus palabras:
“Creo que si sólo pudiésemos unirnos, a través de las divisiones raciales, divisiones de género, jóvenes, viejos, ricos, pobres, negros, blancos, hispanos, asiáticos, nativos americanos, gays, heterosexuales... entonces no hay problema que no podamos resolver".
Acabáramos. El bribón de Obama está apelando a algo que siempre funciona en este país. Hacer que la gente se sienta parte de la Historia, protagonista de lo que está sucediendo. Y lo está consiguiendo, eso es mérito y lo demás son tonterías. La gente que acude a escucharlo y verlo, le adora, le idolatra, y, por supuesto, le va a votar. Al fin y al cabo están haciendo Historia. Todos a una. Serán ellos, las gentes que vieron en directo y apoyaron a Barack Obama, la bomba, la caña de la política. El tipo que nos sacó de la poltrona.
Obama está empleando la fe y la imagen de esa América que todos deseamos para conseguir la nominación. El récord de recaudación logrado por Obama en enero ($32 millones, el doble que Clinton), donde vuelve a batir a una Hillary con cara de espanto viendo cómo se le cuela por la banda el habilidoso Obama, dan buena prueba de ello. La gente, los medios, los lobbies…todo el personal anda apuntándose al carro de Obama, la bomba Obama. A ver quién lo para.
Hay Republicanos que incluso votarán a Obama, es irresistible la atracción por formar parte de la Historia. Y con Obama eso es posible.
Nadie sabe hasta dónde llegará, si lo frenará Hillary Clinton con una de sus zancadillas políticas, bien ensayadas a la vera del gran Bill, o si lo hará John McCain, quien con más poderosos enemigos se ha visto ya. O si nadie lo detendrá y ganará la Presidencia.
Tiene el derecho a soñar. Tiene el derecho a luchar por ello. Millones de personas tienen derecho a ilusionarse e interesarse por la política. Obama, inconscientemente, y al margen de sus ideas, está contribuyendo al fortalecimiento de la democracia americana. Eso se merece un diez para Obama, la caña.
Que siga el show, por favor. Quiero a los mejores candidatos en la lucha por la presidencia. Porque cualquiera de ellos podría ganar y llevar las riendas de este país. Un McCain contra Clinton estaría bien, pero un McCain contra Obama se promete apasionante y espectacular. Como para poner el corazón a mil.
¡Obama, Obama! ¿Quién lo iguala?
sábado, 9 de febrero de 2008
¡OBAMA, OBAMA! ¿QUIÉN LO IGUALA?
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